ELECCIONES A LA VISTA
De aquí a finales de Noviembre, dos meses y medio quedan para elegir los nuevos representantes que dirijan la política catalana en los próximos cuatro años. Todos los ciudadanos piensan en un cambio que los beneficie, pero también los partidos políticos trabajan para conseguir nuevas alianzas que les permitan acceder o continuar en el poder. Por tanto, el “cambio” significa cosas diferentes para cada grupo.
Los cinco partidos más antiguos ya saben lo que es estar en el poder (bueno, el PP sólo como convidado de piedra) y los ciudadanos recuerdan los logros de unos y otros. El PSC-PSOE lleva ocho años dirigiendo un gobierno aliado con los comunistas nacionalistas rojos y verdes (IC), y con la izquierda marxista republicana e independentista (ERC). Aparte de lo que ellos llaman “profundizar en el autogobierno” que ha significado redactar un nuevo estatuto que le diera prácticamente un estatus de independencia dentro de España, y que el Alto Tribunal ha tachado en su esencia, de inconstitucional, poca cosa han hecho más que discutir entre ellos gastando alegremente los presupuestos altísimos que ha alcanzado la Generalidad y que con Aznar se superan ya los 35.000 millones de euros anuales, cuando con Felipe González estaban por los 6.000 millones. Como ejemplo recordemos algunas discusiones: Por dónde había de pasar el AVE en la zona del Baix Llobregat; el tema de la proximidad a la iglesia de la Sagrada Familia; el bloqueo y discusión de itinerarios para el 4º cinturón; el bloqueo del túnel de Horta; la resistencia primero y después el clandestino trasvase del Ebro que parece ser que se bloqueó con la llegada de las lluvias hace ya dos años; la paralización y fracaso de las desalinizadoras; el intento laicista de hacer una nueva ley de culto que va a ir contra los intereses de la Iglesia Católica; los centenares de multas de más de 1.000 euros de promedio, para establecimientos y empresas por no rotular en catalán.; el despilfarro en la creación de sedes paralelas a las embajadas en el extranjero, como si Cataluña fuera un Estado independiente; el despotismo que el tripartito ha mostrado siempre con las multinacionales y que aceleró la huida de éstas a otros países (fenómeno para el que se han inventado el eufemismo “deslocalización”); el latrocinio con que en esta comunidad se trata el impuesto de trasmisiones, (hasta cien veces más caro que en las restantes); el trasporte público un 20% más caro que en Madrid ¿por qué?; los atascos diarios en todas partes que hacen perder hora y media diaria, de promedio, a cada trabajador …las estúpidas reducciones a 80 Km/hora en las autopistas… el intervencionismo en la vida privada de los ciudadanos… todo esto y un largo etc. como el aumento del paro que ronda los 700.000 convierten su gestión en un fracaso estrepitoso. CiU, ya gobernó con Aznar y aquí la apoyó el PP durante ocho años. Este grupo, si bien en lo económico gestionó junto al PP mucho mejor que el tripartito, en lo social favoreció descaradamente sólo al 50% de los catalanes, aquellos que se sienten menos españoles, la “mayoría silenciosa” castellanohablante ha visto cercenada su libertad lingüística en una escuela monolingüe, y restringido su acceso a la Admón. y a los medios de comunicación y ninguneadas sus protestas por el “clan” catalanista que invade todas las esferas de poder.La legislatura pasada accedió al Parlament el grupo de Ciudadanos, que con sus tres diputados ha denunciado sistemáticamente en estos años esos excesos del nacionalismo excluyente reclamando continuamente el bilingüismo real y el consenso necesario para afrontar los retos económicos y las libertades democráticas. La corrupción de CiU (casos Prenafeta, Macià Alavedra, caso del Palau) y en el PSOE (alcalde de Sta Coloma, pago de informes falsos…) han decepcionado al electorado; por eso, que cada cual valore si podemos seguir dando cheques en blanco a los déspotas que se arropan con la bandera o si ha llegado ya la hora de buscar otros caminos hacia un futuro más prometedor.
Terrassa, 16/09/10. Fdo. Eusebio Murillo
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