miércoles, 23 de marzo de 2011

LA CUSTODIA COMPARTIDA

               LA CUSTODIA COMPARTIDA

            A partir de la ley de divorcio que se aprobó en 1981, se ha  configurado en nuestro país  una realidad social de familias desestructuradas. Éste tuvo un aspecto positivo para  los cónyuges que se “liberaban” de una  convivencia conflictiva con su pareja y  buscaban, ya separados, cada uno por su cuenta, el camino de la felicidad. Pero esa decisión llevaba aparejada otra separación, la de los hijos, que se vieron de pronto privados del derecho a convivir con sus dos progenitores; al encontrarse, de la noche a la mañana, con la ausencia, muchas veces definitiva del padre, bien porque las desavenencias de ambos resultaran insuperables, o bien porque una sentencia del juez obligaba con una orden de alejamiento. En cualquier caso ya sabemos que  el régimen de visitas es una fuente de conflictos y fricciones, cuando se sigue alimentando el rencor. Describir todo  el cuadro de privaciones, frustraciones y depresiones infantiles producidas por esta situación sería bastante enojoso. Baste decir que un servidor de Vds., en sus cuarenta años  de docencia ha podido comprobar que casi todos los problemas escolares de nuestro tiempo están inducidos por carencias afectivas de los niños, que adquieren un carácter preocupante en el caso de familias desestructuradas; y esta realidad hace veinticinco años era casi desconocida. Y es que la infelicidad, la sensación de que “no nos quieren” es insufrible, también para los adultos.
La situación, obviamente, deviene del hecho de que, sistemáticamente, en caso de desacuerdo, la tutela de los hijos se le concede a la madre; así como el hecho de quedarse ella en el hogar familiar. Así tenemos al marido alejado de “su” casa, con la necesidad de pagar un alquiler, y a veces, con el deseo de venganza, de intentar resarcirse regateando la legalidad para obviar sus responsabilidades económicas en la manutención de los hijos; o en muchos casos de escasez de ingresos, por la imposibilidad de afrontarlas. Hace ya unos años  en EEUU. los hombres eran reacios a casarse por miedo a quedarse sin casa, llegado el momento de la posible separación. Ahora vemos que aquí está pasando lo mismo.
En estos días se está  gestando un proyecto de ley en el Parlamento de Cataluña que pretende, en casos de desavenencia, repartir entre ambos cónyuges la tutela de los hijos. El partido de Ciudadanos impulsa el proyecto, lo explicó aquí Terrassa. Sobre la trascendencia de las ideas expuestas se me ocurren estas consideraciones: 1) Ya era hora tras 25 años  para reconocer  también al padre, el derecho a ejercer la patria potestad. 2)Se eliminará el protagonismo y las arbitrariedades partidistas de jueces y psicólogos en  tantos casos, para dar y quitar tutelas. 3)Se producirá un equilibrio en el trato y educación de los hijos que mejorará la armonía familiar.4) ¿Qué pasará cuando el padre vive en una habitación  de un piso compartido? ¿podrá además  tener a los  hijos tres días alternos o seguidos por semana si está trabajando? 5)Tendría que  agilizarse  un mecanismo para  vender el hogar familiar y  procurar una nueva vivienda  a cada cónyuge, adaptada  a la nueva situación. 6) Por lo anterior, deberían tener prioridad en la concesión de viviendas sociales, igual que las madres solteras que valientemente renunciaron al aborto. 7)El feminismo del lobby gay  lo considerará como una intromisión en los derechos ,para ellas exclusivos de la madre, aun a costa de seguir  sacrificándolas ( A día de hoy, hay 24.000  denuncias de malos tratos de madres, recibidos de sus hijos adolescentes). 8) Presumo que el debate y la controversia serán profundos, pues el estatus actual a la larga beneficia a los padres que con el tiempo se van desligando de sus responsabilidades y a la vez quedan libres para nuevas relaciones de pareja, sin hijos de por medio.. El proyecto es una gran esperanza para los padres que quieran implicarse y a la larga también podría actuar como motivo disuasorio en decisiones de rupturas tomadas, a veces a la  ligera , cuando hay hijos pequeños.
Terrassa, 18/11/08 Fdo. EUSEBIO MURILLO

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