LA CRISIS GEOPOLÍTICA DEL NORTE DE ÁFRICA
Las expectativas de libertad que viven millones de personas en los países con regímenes totalitarios islámicos es una ilusión que se está haciendo realidad y que nos llena de satisfacción a todos. Se podría pensar que los medios de comunicación, que permiten contemplar los modos de vida de los países desarrollados, han jugado un papel crucial en esta cadena de rebeliones; pero el hecho de que se produzcan en los países más liberales del mundo islámico, Túnez y Egipto nos produce la sospecha de una involución fundamentalista con el señuelo de reclamar la democracia. El caso de Libia es bastante diferente y se explicaría mejor , dado su carácter tribal, de rebelión ante los excesos represores de un déspota tirano como Gadafi.
El que Irán mantenga con mano férrea el régimen más fundamentalista ahogando todas las protestas por el pucherazo en las elecciones pasadas, y la sospecha de que las militancias chiítas pueden estar detrás de estas revueltas de ahora, es preocupante. En realidad sólo hay dos países formalmente democráticos en el mundo islámico, Turquía e Indonesia…. Marruecos, como Egipto, goza de una posición estratégica y su alianza con EE.UU. le permite continuar con una monarquía que también puede tambalearse a medio plazo en su totalitarismo, sólo aparentemente transigente. En realidad creo que, junto al uso vertical del poder político, hay que explicar que la lucha está también entre las dos facciones de la religión islámica, la “chiíta” y la “sunita”, aquella más fundamentalista y la sunita menos ortodoxa.
El mosaico de esta realidad se complica con las tensiones en países como Afganistán y Pakistán, donde Al Qaeda lidera la posición fundamentalista; y en India e Indochina, hasta Filipinas , la coexistencia con otras religiones se hace difícil. ¿Y qué decir del conflicto árabe-israelí que dura des 1967, o de Sudán donde las persecuciones y esclavitud de los cristianos parecen solucionarse con la recién alcanzada independencia? .El islamismo es una caja de Pandora abierta de nuevo, primero en 1967 con la guerra árabe israelí, después con la revolución islámica de Jomeini en los años ochenta y ahora…
La incógnita que supone una gran inquietud para la posición estratégica mundial está en comprobar si los pueblos islámicos se dirigen a una revolución similar a la que se produjo en Francia en 1789 y que transmitió a toda Europa los valores del mundo moderno de “libertad, igualdad y fraternidad”, o si se trata de un nuevo proceso yijadista desde el señuelo de la modernidad y la democracia para convertir dictaduras en revoluciones islámicas.
Occidente asiste impasible a un proceso que considera ajeno, sin percatarse de que se está jugando el futuro. Todo Occidente tiene ya entre un 10 y un 20% de población inmigrante de origen islámico; se da la circunstancia de que esta población es la más prolífica, quizás sean ellos solos los que producen el 80% de los nacimientos en Europa y en EE.UU. La población autóctona blanca y de religión cristiana es casi estéril (sólo tienen entre 1 y 1,5 hijos por pareja). Con esta pirámide demográfica, todos los estudios apuntan a que en 2050 habrá mayoría de población musulmana en todo Occidente. Ante este suicidio colectivo, todo lo que se les ocurre a la tropa de Zapatero es incrementar los cien mil abortos anuales con leyes como la de la píldora del día después o quitando el pequeño incentivo de los 2.500 € por nacimiento. Si alguna esperanza es posible, será cambiando la política como en Galicia o Valencia, cuyos gobernantes intentan disuadir del aborto con incentivos a las madres solteras y a toda mujer que decida seguir con su embarazo.Necesitamos arbitrar de inmediato políticas de defensa de nuestra cultura como ya está haciendo Francia o Australia para la integración de los inmigrantes, y pese a esto, no creo que lleguemos a tiempo de evitar la absorción.
Terrassa, 1/03/2011 Fdo. EUSEBIO MURILLO
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